miércoles, 2 de febrero de 2011

CATORCE

Y EL ASMA PUBLICITARIO...

El otro día andaba yo haciendo cosas por casa cuando oí salir del televisor una voz que anunciaba gafas. Yo antes usaba gafas. Quiero decir, siempre. Ahora las uso pero sólo de noche, después de quitarme las (benditas) lentillas. "Lentes de contacto", como las llaman insistentemente en las ópticas; siempre me he preguntado qué tendrán en contra de la palabra "lentilla". El caso es que oí esa voz haciendo publicidad de no sé qué marca de gafas, y decía lo siguiente:

"Cambia tus gafas y cambiarás tu look, tu estilo... y hasta tu personalidad".

Me llamó la atención, la verdad. Lamenté incluso haber dejado de lado mis gafas para poder cambiarlas.
Hostias, me dije, a ver si va a ser que la gente no quiere cambiar de personalidad por divertimento sino por hastío.
¿Quiere la gente cambiar de personalidad? Algunos deberían, pero no quieren. Otros quieren, pero no pueden.
Sea como fuere, ahora estoy tranquila (cof, cof) sabiendo que regalando un nuevo par de gafas regalo un nuevo pack de personalidad quita y pon.
Venga, va, ¿os imagináis la reunión de los publicistas antes de dar el visto bueno a ese eslogan?

- Cambia de gafas: cambia de personalidad.
- Mmm, demasiado suave.
- ¿Te odias, no te soportas, eres repugnante, inseguro, demasiado ingenuo quizá, desesperado? ¡Cambia de gafas!
- Mmm, demasiado agresivo.
- Blando.
- Demasiado agresivo.
- Bien, cambia eso por la palabra "estilo" y "look".
- Hecho.
Y el becario:
- Pero... ¿la gente querrá cambiar de personalidad?
- ¿Cómo no van a querer cambiar de personalidad?
- Hombre...
- Y que más da, lo que importa es que cambien de gafas.

El caso es que no recuerdo qué marca de gafas anunciaban. Así que no podré cambiarlas.
Las gafas, digo. La personalidad, si la tuviera, no la cambiaría.

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