Doy marcha atrás
hasta que me doy cuenta
de que es invierno aquí.
Y hace frío en tus brazos,
a pesar de que intentas abrigarme.
Fueron tantos los sueños y tanto calor hubo
que ahora en el desarraigo siento el grito
y paso tanto frío como tristeza.
Doy marcha atrás.
Porque las palabras son simples.
Doy marcha atrás
hasta que me doy cuenta
de que es invierno aquí.
Y hace frío en tus brazos.
Hace frío en ti.
Quizá no podamos,
o no debamos describir esta costumbre
de tenernos y de sabernos y amarnos
siempre. Para que no duelan tanto
los errores.
Doy marcha atrás,
y me detengo en el único lugar
donde tú y yo (tú, y yo) seguros
y de la mano quisimos, con osadía,
saltar a un vacío en el que aún
estamos cayendo.
Y no sé si nos parará el suelo
o nosotros suspendidos del aliento.