martes, 5 de marzo de 2013

CIENTO VEINTITRÉS

     Doy marcha atrás
     hasta que me doy cuenta
     de que es invierno aquí.
     Y hace frío en tus brazos,
     a pesar de que intentas abrigarme.

Fueron tantos los sueños y tanto calor hubo
que ahora en el desarraigo siento el grito
y paso tanto frío como tristeza.

     Doy marcha atrás.
     Porque las palabras son simples.
     Doy marcha atrás
     hasta que me doy cuenta
     de que es invierno aquí.
     Y hace frío en tus brazos.
     Hace frío en ti.

Quizá no podamos,
o no debamos describir esta costumbre
de tenernos y de sabernos y amarnos
siempre. Para que no duelan tanto
los errores.

     Doy marcha atrás,
     y me detengo en el único lugar
     donde tú y yo (tú, y yo) seguros
     y de la mano quisimos, con osadía,
     saltar a un vacío en el que aún
     estamos cayendo.

Y no sé si nos parará el suelo
o nosotros suspendidos del aliento.