martes, 15 de mayo de 2012

NOVENTA Y TRES

Sales de la ciudad. Fiestas de San Isidro en el barrio de San Isidro. Como para no irse. Como para no huir, más bien. Vas en busca de poesía y belleza a otros lugares. Y las encuentras. Y las disfrutas y saboreas lenta pero intensamente como algo exquisito y perfecto que quieres llevar dentro en la memoria mucho tiempo, mucho. Vuelves a la ciudad. A casa. Ha habido feria. De hecho, hay feria, y a lo lejos algarabía imprecisa, inconexa, extraña; como de multitudes pasándoselo bien al modo que les deja el César mientras les reparte el trigo. Y la llegada del calor. Resultado: calles llenas de mierda. Mierda de gente que se divierte comiendo patatas al sol, haciendo cola para rifarse un peluche de poliéster y poniéndose boca abajo en la noria moderna a ritmo de chotis y, cómo no, son cubano sabrosón chico papi mi amor ya tú sabes perrea perrea ea ea. Calles llenas de mierda. Mierda por todas partes. Latas. Papeles. Cajas. Botellas. Mierda. Y fuegos artificiales, eso sí. Visto de fuera, el ser humano en la foto siempre sale mal.

2 comentarios:

  1. Lo peor de todo es esa horripilante música de la que se impregna Madrid... Te dan ganas de volarte la tapa de los sesos por no oírla...

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  2. No... No te la vueles a ti... Vuélasela a los demás. :D

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