lunes, 14 de mayo de 2012

NOVENTA Y DOS

ESCRIBIR I 

Escribir por todo lo que no se ha dicho a quien no se ha dicho. Escribir por turnos, pero sin pedir permiso, ni perdón ni buenos días. Escribir porque ya no se puede caer más bajo. Escribir, porque a pesar de todo, a los demás tampoco los leen. Escribir porque nadie más lo hace, nunca. Aunque digan lo contrario. No como tú. Escribir porque sigues sintiendo algo, sigue sabiéndote el mar a sal y el mundo amargo, sigue la sangre en el fondo palpitando y no has muerto como los demás porque la emoción aún la reconoces y la vives y hoy en un teatro, cuando abandonada en una soledad delicada y cruel, en un dolor de cristal, amargo y ácido que no encuentra ni encontrará nunca palabras para hacer sonar su melodía rota, sigues sintiendo la humedad también en los ojos con el monólogo de Hamlet, y soñar, y dormir, y morir, y soñar, que morir, que dormir, que qué más da.

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