miércoles, 7 de abril de 2010

DOS

Es impresionante la capacidad que tiene el ser humano para hablar del clima. Sobre todo después de una vacaciones, de repente parece que lo más importante de todas las actividades que se pueden llevar a cabo en los días festivos es el marco climático en el que se han desarrollado. La situación es la siguiente:

- ¡Hola, qué tal!
- Muy bien, ¿y tú?
- Pues bien... Bastante bien.
- ¿Cómo han ido las vacaciones, bien?
- Bien, bien, ¿y a ti, cómo te ha ido?
- ¡Ah, qué bien! Yo también he salido fuera, para desconectar, he descansado, sí. Y bueno, ¿qué tal? ¿Has comido muchas torrijas? Ja-ja-ja.
Y, automáticamente, antes de que puedas contestar (que no, lógicamente), oyes:

- ¡¿Qué tiempo os ha hecho, bueno?!

Y yo me pregunto... ¿¡Qué coño importa el tiempo que haga, amigo!?

- Pues un poco de todo, la verdad...

(Algo tienes que decir, no vas a decir que ni te has fijado o, lógicamente, que no te acuerdas).

- Ah, pues como a mí: al principio muy bien, incluso calor...

(Qué interesante, piensas)

- ...pero luego se estropeó, oyes, y el jueves por la tarde empezó a nublarse, mira, hizo incluso frío, pero frío de poner la calefacción, eh...

(Guau, menudo viaje)

- ...y el domingo, lluvia... ¡pero una tormenta! Mira, creíamos que no dejaba de llover...
- Pues yo he leído El príncipe, El hombre sin atributos, he releído Cándido y he visto cinco pelis que me han encantado... Ah, y también he repasado la filosofía kantiana y me emborraché un par de noches en dos nuevos tugurios de la ciudad acompañada de malas compañías, y entregada a los placeres de la carne y los abismos perversos del ocio y la humedad... renegué una vez más de la mortalidad brindando por la tiranía de la belleza y el vicio, y he repasado la discografía de Velvet Underground y la obra de Mahler...
- (...)
- Sí.
- Pero y el tiempo, ¿qué tal?

6 comentarios:

  1. ¡Bingo!
    El tiempo es el comodín de los ascensores y de las vidas grises,el tiempo es del color que cada cual sepa o pueda pintarlo. Yo para estos supuestos apuesto por abortar las fórmulas manidas y aburridas de cortesía, e inquirir: ah, así que el tiempo te ha ido bien (me importa una mierda) pero y tú qué has hecho de bueno con tu tiempo... Agradecería que otro día abordarás la megahipócrita pregunta del, qué tal cómo te va...

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  2. Reconozco que no he podido leer nada. Me emocionó ver que volvías. Antes que nada quiero decirte: me alegro mucho de volver a poder saber de tí, comunicar con lo que escribes. Te echábamos de menos.

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  3. Mak, lo haré. Nuestra cotidianidad está llena de muletas verbales de ese tipo. ¿Podríamos vivir sin ellas? A veces son la antesala de una conversación. Pero yo soy partidaria del "o dices algo que de verdad tengas que decir o cállate". Tiene sus riesgos. El silencio también se malinterpreta.

    Francisco, ¿qué puedo decir? GRACIAS. Gracias por estar ahí. Yo sigo aquí.

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  4. Es silencio es la palabra más interesante que podemos administrar...

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  5. El País está distribuyendo los jueves un DVD de lo que ellos llaman grandes clásicos (una selección irregular y muy discutible. El del último jueves es Indiscreta (1958), un bodrio romántico de Stanley Donnen, del mismo corte que su absurda Charada. En un momento de la película se produce una de esas conversaciones de ascensor:

    Ingrid Bergman - Hace cada vez más calor
    Cary Grant - Se comenta que va a haber un cambio en el clima
    Ingrid Bergman - ... ah..!


    Es interesante por varias cosas. En primer lugar, el que Ingrid Bergman saque el tema del tiempo y Cary Grant lo eluda con una respuesta a la que sabe que no tendrá réplica, explica los personajes desde el machismo subyacente a todo el planteamiento del film. De alguna forma la Bergman plantea una tímida tentativa de flirteo sin pretensión de conversación interesante, y por supuesto saca a relucir el tema más intrascendente, propio de una persona frívola y superficial: el tiempo. Desde una posición de poder, Grant hace valer su enorme mentón con una afirmación que tiene profundas implicaciones, que no se molesta en desarrollar, sólo las deja ahí plantadas como una gigantesca lápida. Devuelve a la chica un espejo traslúcido en que se refleja su frivolidad, dejando entrever su superioridad de soltero de oro, algo como "tengo algo muy interesante que contestar a esa bobada, pero no es para ti".

    En segundo lugar, aparece por primera vez en el cine (que yo sepa) el tema del Cambio Climático. Y en 1958. Y se establece una diferenciación de niveles entre la conversación de carácter científico y otra más baladí. Nadie por aquel entonces imaginaría que ambas se mezclarían, cincuenta años más tarde, en el fango de las bocas ansiosas de hablar, en los mismos ascensores, y que el cambio climático sería el más vulgar de los temas de conversación, justamente después del "- parece que va a llover..." "- sí, el cambio climático".


    Por cierto, bienvenida!! Hemos aparecido casi al mismo tiempo.
    Al final siempre se habla de tiempo, ¿de qué otra cosa, si no?

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  6. Yo me saqué todas las prácticas de conducir hablando del clima. El hombre no sabía hablar de otra cosa. Un día me preguntó si me gustaba el fútbol. "No especialmente", le mentí. "A mí tampoco me gusta", me dijo, y continuó relatándome el color del cielo. Lo peor es que al bajar, le comenté la jugada al siguiente y me dijo que a él le hacía lo mismo, sólo hablar del tiempo. Luego investigué y resultó ser que ese pobre sesentón que daba prácticas llevaba 20 años hablando de lo mismo. Vidas...

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