La noche pasa, y es así. Pasa. Cuando te acuestas miras el reloj que marca la una, la una y diez, la una y media... Apagas la luz de la lamparita. Al cabo de un rato, ya se sabe, el calor, enciendes la luz de la lamparita y miras el reloj, que marca las seis y media.
La noche ha pasado, definitivamente.
Y vuelves a apagar.
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