lunes, 9 de mayo de 2011

CUARENTA

A ver, que alguien me explique, por favor, lo siguiente:

Situación:

Sierra de Guadarrama. Camino para llegar a la Laguna Grande de Peñalara. Domingo. Día primaveral. Temperatura agradable. Sol. Verde y vacuno está el valle. Ruta de unos 60 minutos con un desnivel irrisorio. Fácil y muy accesible incluso para asmáticos.

Fauna: vacas (preciosas) y decenas de individuos jóvenes ataviados con bastones de montaña (seguramente tendrán un nombre especial que desconozco, no lo dudo), mallas, gafas para la nieve, mochilas del tamaño de un autobús (¡llenas!), sudor, mucho sudor... y, no lo vi, pero me juego un meñique a que también había brújulas.

Pues bien, necesito que alguien me explique lo siguiente...

¿Por qué?

¿A dónde van así? ¿De verdad es necesario ir con bastones para caminar por lo llano en la montaña? Y, sobre todo, me mata la curiosidad... En una zona en la que no se puede acampar, ¿qué llevan en la mochila?

Alguno logró asustarme y hacerme creer que, al final del camino, estaría obligada a escalar el Everest o algo peor. Pero no, había cuatro o cinco piedras en las que tuve que apretar el culo, pero poco más, y ningún movimiento que con unos pantalones vaqueros no pudiera hacer.

Por favor, alguna explicación... porque la gente es la risión, algo debo de estar perdiéndome, y el asma me asfixia más -si cabe- a dos mil metros de altura.

2 comentarios:

  1. Desde la cumbre del Montón de Trigo y las de la Mujer Muerta este domingo se vislumbraban con claridad las nubes que tuvieron la mala idea de asentar sus reales en la parte alta de Peñalara casi todo el día. En los mismos lugares hubo quien se encontró a un adulto y una niña de unos siete años, tocados con sendas boinas, que portaban también mochilas que podrían parecer excesivas. Cuenta la leyenda que en la mochila de la niña iba ropa de abrigo (en el monte nunca se sabe), agua y barra de pan. En la del adulto además parece que iba una tortilla de quesitos, chorizo, piña y pelapiñas, un par de ensaladas de la Sirena que se descongelan por el camino, un par de latas de mejillones en escabeche (le encantan a la niña), chocolate y Huesitos a mansalva, ah, y la bota de vino. ¿Y todo esto por qué? ¡Porque pueden, sin más! De todas formas, en Peñalara es frecuente toparse con escaladores que acarrean cuerda, arneses y archiperres varios.
    Con respecto a los bastones, aunque tengo elaborada una tesis cuyos orígenes fueron la perplejidad que pareces compartir, solo te hago notar un detalle. ¿Te fijaste en que la gente que anda por llano o casillano con bastones siempre luce cara de cabreo?
    Por último, tres reflexiones:
    1. Jesús Calleja hace mucho daño.
    2. El Decartón (Decathlon para algunos) hace mucho daño.
    3. Toda esa gente tan rara está, indudablemente, mejor ahí un domingo que en el Pryca pero qué duda cabe de que hay mucho imbécil andando por el monte.

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